Hace ya algunos años que suelo visitar junto con amigos aficionados a la fotografía algún cementerio el día (y noche) de Difuntos.
No es que sea un friki, ni me dé morbo en exceso; supongo que “la muerte” y todo lo que le rodea sigue siendo un tema tabú que nos provoca “cierto choque”, “respeto”, “miedo”, o “intriga”. Lo que sea que nos provoque, salvo que seas el dueño de una funeraria teniendo en la mano la factura del último entierro, serán en todo caso sentimientos alejados de la “alegría” y la “felicidad”.
Pero el hecho de todo esto es que los cementerios son lugares a veces “hermosos”, peculiares, cargados de historia, con un cierto aire cada uno que le confiere una personalidad única. Y tranquilos, muy tranquilos normalmente, que invitan a reflexionar un poco, supongo…
Ya, y a cagarse de miedo también, según uno se lo tome. No es mi caso.
Para ser políticamente correcto, hay que decir aquí que todo lo que suelo hacer en un cementerio lo hago desde el respeto, sobre todo al dolor de los seres queridos que quedan vivos… Porque a los muertos, sinceramente, no creo que les importe si hago fotos, hago el pino puente o bailo sobre su tumba a lo Siniestro Total. Si lo pensásemos bien, y empatizando con ellos (si se pudiese, jajajaj), casi preferiría ver algo que se sale de lo común que plañideras trayéndome flores… Nu sé.
Bueno, que “se me va” un poco…
La cuestión es que aprovechando una pequeña salida de fin de semana largo a Bélgica, y aprovechando que iba a estar en Brujas el Día de Difuntos, picaba la curiosidad sobre todo por ver las costumbres de un pueblo extranjero en un día tan señalado.
Informándome antes del viaje, encontré este artículo (Gracias a S. Google):
http://www.anfrix.com/2009/08/la-tumba-sin-rostro-del-cementerio-de-brugge/
Supongo que esto, sumado al buen tiempo del veranillo de S. Martín, la cercanía y facilidad de acceso al cementerio (al que fuimos en bici desde el centro de Brujas. EN BICI!!! jajaja), la posibilidad de ver un sitio peculiar y sacar alguna fotuca, y sobre todo, la curiosidad… hizo que se me metiese entre ceja y ceja la visita… y al final, se logró.
Llegamos sobre las 4 de la tarde, con poco tiempo de luz ya por delante…
No pretendo contar todo lo que se me pasó por la cabeza en ese momento, pero estar en frente de la puerta donde entraban oleadas de gente con flores, hacía que el “fueguenculo” que llevo dentro estuviese, nunca mejor dicho, “on fire”.
En Asturias, con su orografía, es raro que no se vea parte del cementerio desde el exterior… pero aquí, la intriga era absoluta. Y acabo de darme cuenta que no hice foto a la puerta!! JAJAJA.
Al entrar, lo primero que pensé fue… “LA VIRGEN… QUÉ GRÁNDE YE ESTO. Por dónde empezamos? Va a ser imposible siquiera dar un paseo por todo el cementerio”. No sé si es que los cementerios en Asturias son más pequeños e íntimos. Pero este era a)llano y b)muy extenso. Y no, no sé cuánto de extenso en esa unidad de medida estándar que son los “campos de fútbol”.
Empezó el paseo. Un bosque otoñal con grandes y pobladas arboledas (poco comunes en Asturias también), luz perfecta (muy caído el sol ya) y cielo sin una nube…
Aquí una especie de Mausoleos/Museos que contaban historias de guerra…
Ya fue aquí donde me di cuenta que era bastante habitual ver una foto del difunto en su lápida… la verdad que muchas roídas por el tiempo, dándoles un aire fantasmal… En Asturias es una costumbre que aunque no es extraña del todo, si es poco habitual no? Y sinceramente, no lo veo mal. Foto del muerto/a.
Pero en el nombre de Dios. Hay veces que parece que queremos al difunto, y hay veces que lo queremos bastante mal… La siguiente fotografía habla por si misma. Tengo una foto en la que se ve mejor al difunto de la izquierda, pero ya me parece reírse demasiao del gusto de la persona que la escogió…
Seguimos el paseo. Llama la atención también las distintas secciones de las tumbas de las Grandes Guerras, con monumentos conmemorativos.
Las tumbas de los militares de las guerras, para amantes de “los patrones”. Podría fantasmear sobre la forma en la que hice las fotos, que si por delante que si por detrás de la tumba para impersonalizarlas, … nada. Si requieren mucha explciación o un título guay, apaga y vámonos. Simplemente que a mi, que soy muy amante de la ortogonalidad en las fotos, me desesperó un poco. Porque no hay peor cosa que un patrón que no lo es.
Aquí va foto de una escultura que estaba a nivel del suelo con una leyenda que da título a esta entrada. “Heureux les morts qui sont aimés, car on les pleure”. Traducido, algo así como “Bienaventurados los muertos que son amados, porque son llorados” (o “se les llora”). En google hacen referencia a esta cita en una obra llamada “El filibustero, una comedia en verso en tres actos” (ni repajolera). Y hablando de comedia. como nota cómica, me tiré boca abajo al suelo con la cámara pa poder hacer la foto. Imaginaros la escenita un Día de Difuntos. Y lo guapa que me quedó la ropa (que había bastante humedad). A mi me encantó la esculturilla dándole la luz de lao como dios manda. Tanto, que pongo versión en blanco y negro y en color con distinta distancia focal y ligero cambio de perspectiva que creo que confieren distinta personalidad al objeto fotografiado (angular desde bien cerquina en ambos casos).
Aquí alguna imagen más de esculturinas y detalles. Simplemente decir que con la primera sentí hasta un pinchazo al verla. Estaba ahí, blanca, resaltando sobre todo lo demás, oscuro, húmedo… No creo que haya conseguido transmitirlo del todo… pero bueno.
Para no extenderme mucho, que siempre hay otras cosas que hacer y sé que si me pongo a “hablar” puedo quedar sólo… simplemente mostrar las “joyas de la corona” del cementerio. Las lápidas de las que hablaban en el blog que os mencioné antes.
Lo primero, al césar lo que es del césar. No las encontré yo. De hecho, yo creo que jamás las hubiese encontrao… aunque no están tan escondidas. (Joder, que era muy grande el cementerio en serio). Gracias, Ana.
Tengo que apuntar, y creo que es aquí el sitio correcto, que no soy tan fan del blanco y negro como cupiese esperar. Adoro el color. Incluso tiendo a sobresaturar. Ya hablaré de esto en otra ocasión… Pero tengo que reconocer que en esta, a costa de perder los increíbles tonos otoñales, el blanco y negro “pega”. Sobre todo “pa acojonar a la peña”… Juzguen y comparen el efecto del color o su ausencia en las siguientes fotos.
Simplemente son una escultura a la que se le borró la cara por el paso del tiempo… y una calavera reposando sobre dos femurs cruzados, como los piratas, sobre un cojín de piedra (que se aprecia poco). Una lápida con dos cojones, diría yo… Intuyo que será bastante famosa en el cementerio, porque estando haciendo yo las fotos, los niños flamencos se acercaban con sus padres flamencos a verlas. Las caras de los niños/niñas, poemas que no me atreví a fotografiar.
Entiendo que en foto queda un poco desvirtuada la escultura por el fondo tan frondoso… De ahí el uso del tele para generar más bokeh, si cabía… pero sin pasarse. Que tampoco creo que en retrato sea todo abrir diafragma y darle candela. Es lo que hace todo el mundo…
Mola la tumbita eh? JAJAJA. Acojona eh? AJJAJAJAJAJ.
Bueno, para acabar ya, os dejo alguna fotuca más… Por cierto, me quedo con la palabra cementerio en flamenco. Kerkhof. No se me olvida.
Nos hubiésemos quedao un poquitín más para pillar la noche. Pero los flamencos no ponen velas a sus muertos. Alguna había, pero vamos, poquísimas. Y si no hay elementos de luz, pasando de quedarse…
Aquí tenéis también un enlace donde podéis ver 1000000 fotos mejores que las mías.Ojito, también 1000000 peores… jajajaja. Pinchad aquí.
Si podéis visitar Brujas, visitar Brujas. Si podéis visitar a este cementerio, mejor vivos que muertos!
Salud!!!!