El pasado sábado tuve la posibilidad de cubrir un evento que consistía en unas jornadas de “puertas abiertas” en el Restaurante Amandi de Villaviciosa (más info aquí).
La verdad es que no iba por allí desde hace 6 o 7 años, desde que pinché en la boda de una amiga…
El evento empezaba a las 17:00h, y mi trabajo consistiría en hacer un reportaje fotográfico que captase el esplendor del restaurante, la buena pinta de la comida, lo verde y guapo de los jardines, todos los detalles que se ponen a disposición de los clientes, en este caso mayoritariamente prenovios, y lo bien que lo podrían pasar estos en caso de escoger el restaurante para un evento tan importante.
Llegué a las 16:20h, después de marchar un poco apuradete de la comida de cumpleaños de uno de mis hermanos, con tiempo de sobra para montar el equipo e ir fotografiando las instalaciones. Se tarda 20 minutinos o incluso menos en llegar desde la Pola. Bendita autovía!
Un día soleao soleao soleao soleao, y de la que llegué muy cenital todavía… Que pa los interiores está muy bien, pero para el retrato en exterior muy mal. Ya sabéis que los mejores días pa hacer fotos son los nublaos…
Al llegar me encontré a Pablo, compañero del cole, que curraba allí. Fue él el que me recordó cuando había sido la última vez que había estao allí. Conocí a Amalia, la persona que contactó conmigo, la relacionespúblicascommunitymanagerorganizadoradeeventos del restaurante, que me dio unas indicaciones y me lo enseñó muy amablemente… y aunque yo ya lo conocía tuve la posibilidad de “re-conocerlo”. Quiero decir con esto que pese a los años que tiene el Restaurante, en el que yo ya recuerdo haber ido a bodas de primos hace treinta años (la virgen… 30 años…), me encontré un lugar limpio, cuidado, luminoso, remozado… vamos… que no dejaron que “envejeciese”…
Después de acabar la visitilla, me puse al tajo… faltaba un rato para que llegasen los asistentes, y yo empezé a chiscar alguna foto…
Empezé por los salones, que por cierto tiene dos. Uno grande, con capacidad para 300 por lo menos, y el otro no pequeño con capacidad pa ciento y pico… Tenía que haber apuntao la capacidad, ya…
El pequeño:
Ya que estoy con las instalaciones, os enseño también la cafetería, que se encuentra entre los dos, y una terraza exterior techada por si acaso…
Bueno… siguiendo con la crónica, y antes de que llegasen los asistentes, nos dio tiempo a hacer un retrato de grupo del personal (con jefe y todo)… muy rápido y sin la iluminación correcta. Y con gente a contraluz pa encima… Esto habría que habérselo currao un poco por mi parte, pero tampoco había tiempo ni era la ocasión. Hice lo que pude…
Empezaban a llegar los asistentes, y empezaban a interesarse por todo… Mientras el personal del restaurante los recibía, aproveché para sacar fotos en una estancia donde tenían esos pequeños stands de surtidos variados que cada vez encontramos en más bodas y entre los que se encontraba un rincón dedicado a los niños pequeños. Un acierto! Aunque yo pienso que ir de boda con niños pequeños… sólo si no pueden quedar en casa de alguien… claro está.
Aquí fotos de los stands de chuches o candy bar (preparado por La Cebra a Cuadros), quesos, y “rincón de los niños”.
Después del recibimiento a los asistentes todos nos dirigimos al Llagar y Bodega…
En una finca adyacente se encuentra el Llagar Sidra Cortina, que comparte propietarios con el Restaurante. Lo que yo no sabía es que está adecentao para poder hacer la celebración allí. Una capilla entre toneles! Un punto más a tener en cuenta para escoger este lugar para casarse. Restaurante y “Capilla Asturiana” juntos. Y además, lo bueno de ser dentro del Llagar la Celebración es que hay espacio. Caben muuuchos invitaos. Bastantes más de los que suelen caber en juzgaos o ayuntamientos. Así que nada de “hacer el Hannover”. Todos a la celebración.
Cuando volvimos de “la Capilla de la Sidra”, la organización del evento tenía preparao un cóctel para los asistentes en uno de los jardines, amenizao con música en directo.
La decoración en el jardín estaba cuidada, y con el día que hacía daba gusto estar fuera…
El cóctel fue un baile de comida de la que cuyo sabor no puedo hablar porque no probé… Bueno si. Probé el jamón por gula. Espectacular. Y conste que comí nada más no porque no me hubiesen ofrecido. Que si. En ese aspecto chapeau. Lo que pasa es que todavía estaba “muy fartucu” de les fabes que había comido al mediodía…
Juzgad vosotros mismos esta pequeña muestra:
El grupo Body&Soul Trío. Rollo versiones jazz y soul de canciones conocidas que crearon un ambiente acogedor a la par que tranquilo. Con atuendo no sé si decir “años 50” o “pinup”… no sé. Meto la pata fijo definiendolos. Profesionales y con tablas, que se les notaba, eso si… Y lo poco que hablé con ellos, majetes. Alguna foto les tiré también…
Ah! Había un photocall por cierto! Fui convenciendo a la gente para que posase. Al principio fríos, pero todos con ganas de fotos!
Os dejo con algunas fotos “con gente”, tanto del photocall como de los jardines . Asistentes y el personal del restaurante. Todos disfrutando juntos en un ambiente muy distendido. Un sitiu muy guapu pal aperitivo, que pa mí ye el mejor momento de una boda… bueno, el segundo mejor después del “si quiero”. JAJAJA…
Gracias a Amalia, Patricia, Loli y a Eloy Cortina y Restaurante Amandi por haber contao conmigo!
Ah que se me va… Todos los asistentes fueron obsequiados con un pequeño detalle floral (o no tan pequeño) preparado por Pando Floristas, que curiosamente también fueron los artífices de la parte floral de la boda que os describí en la anterior entrada del blog.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.